31 de julio de 2007

La Subjetividad y el Porqué de las Cosas


Que es lo que hace que a una persona le guste o le disguste el chocolate? o los coches? o el cine? o la política?

Todos hemos ido adquiriendo durante nuestro proceso de socialización una serie de capacidades e intereses que han ido modelando nuestra personalidad. Las estructuras invisibles que sustentan la sociedad nos han hecho ser como somos. Sin darnos cuenta. Todo está catalogado y predispuesto para que nos hagan con una serie de patrones ya definidos. Y esto es así. Si desde pequeños en nuestra casa se ha escuchado un tipo de música y nuestros padres nos la "han inculcado" es muy posible que así se lo enseñemos al resto y a nuestros propios hijos. Con las ideas políticas ocurre igual. Generalmente, nuestra socialización está más influida por la figura materna que por la paterna por lo que si os fijáis, en la gran mayoría de los casos, las ideas de los hijos se parecen más a la de sus madres que a las de sus padres. Como ya digo, solo generalmente, siempre hay excepciones.

Por lo tanto, para conocer el verdadero motivo por el que a cada uno nos gusta o disgusta algo hay que profundizar en nuestro interior y otear el exterior para saber el porqué de las cosas. Ejemplo:

Cual es la razón de que a mi, y muchos lo sabréis, me guste tanto La civilización Egipcia? porque desde pequeña, en mi casa, esas figuras tan importantes en nuestro crecimiento que son los padres y a las que como todo crío uno idealiza, me enseñaron sus misterios, me empezó a picar la curiosidad y era un tema del que se podría hablar con esas personas que parecían tan lejanas y cercanas a la vez.

Pero, cuando uno crece, madura y aprende, se da cuenta de que hay ciertas cosas en las que la estructura falla. Y descubre nuevos horizontes que no son solo los que nos enseñaron. Aunque siempre o casi siempre prevalezcan. Uno empieza a escuchar nueva música, a hacer nuevos amigos... y a pensar por si mismo. Pero estas acciones que puedan parecer individualistas ya van influidas por unas ideas más o menos visibles inculcadas anteriormente.

Para evitar esto, siempre es bueno abrir los ojos y no dejarnos llevar, demasiado, por las corrientes de la sociedad.


En conclusión, todo tiene un porqué. Una razón de existir. Un motor que hace que se mueva.
P.D: ya tocaba una de pensar...

2 comentarios:

Ana Cervantes dijo...

Yo creo que es imposible huir de esa "domesticación" a la que estamos sometidos. El acervo social nos es impuesto desde casa, desde los libros, la educación y hasta en la calle. Hasta una cierta edad seguimos un patrón socialmente aceptado que hace que nos convirtamos en semejantes iguales (guardería, colegio, catequesis, comunión, instituto...). A todos nos inculcan la misma cultura, religión, tradiciones, etc; la única manera de huir de ahí es ser autodidacta toda la vida, pero eso te aleja de la sociedad creo yo... Una vez que has adquirido cierto nivel de madurez si veo positivo que ya cada uno escoja y camine libremente.

Reconozco que sin ese proceso de "domesticación" los niños crecen y se desarrollan perdidos, sin referentes ni valores. Por tanto, creo que es necesario, al menos, hasta cierta edad.

Un besito!

MyKe dijo...

Es cierto que el entorno deja una impronta más o menos profunda en el carácter de una persona. Su escala esta condicionada por esta serie de acciones. Pero pienso que esto vale más en las primeras etapas juveniles de la persona. A partir de cierto momento, efectivamente la persona crece, maruda, y empieza a pensar y razonar, y lo primero que suele hacerse es revisar esa escala, esa lista que conforma nuestra personalidad, con nuestros nuevos ojos que se abren, y es cuando se empieza a modular la personalidad definitiva.

A partir de esos momentos, la persona construye unos pilares básicos, fuertes, sobre los que sustenta su personalidad, y en cierta manera deja de ser influenciable. Aunque esto, en algunos casos, puede no darse, y existan personas influenciables o muy influenciables ante los estímulos de la gente que le rodea.

Saludos!

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