Las personas cambian. O mejor: Algunas personas cambian. O será quizá nuestra percepción hacia ellas lo que cambia? Ambas cosas.
Yo siempre he sido una fiel defensora de la idea de que nadie puede cambiar. Pero una va aprendiendo. ¿O los casos en los que me baso son excepciones que confirman la regla? No lo sé. Creo que cuando una persona se da cuenta, de verdad, de que hay algo que está haciendo mal, para si misma o para el resto del mundo, si de verdad se interioriza, se reflexiona y se actúa con madurez al respecto, entonces, y solo entonces, es posible un cambio. Luego están los cambios de boquilla que duran 10 minutos para volver a ser exactamente lo mismo de antes, pero esos no son cambios. Puede ocurrir que algo o alguien cambie nuestra percepción de la realidad hacia una persona y seamos nosotros los que cambiemos. Nuestra idea cambia por motivos externos y no vemos igual a la persona que antes nos parecía de otra forma.
Pero sigamos con los cambios de verdad.
En lo básico, una persona es, ha sido y será exactamente lo mismo que siempre. Con más lavados de cara o menos y quinientos tipos de caretas para cada persona que conoce.
Ayer reflexionaba acerca de esto. De los cambios. De como estaba haciendo las mismas cosas que cuando tenia 15 años. Como, con mis amigas, soy exactamente la misma persona que siempre. Como las locuras que hemos hecho siempre, las seguimos haciendo. Como, nos quitamos la careta que le enseñamos al resto del mundo para seguir siendo, por mucho que crezcamos, maduremos y seamos cargazos importantes, las mismas, ahora 4, niñas que hemos crecido juntas. Me encanta que la experiencia dé sus frutos y hayamos aprendido a dejar de un lado nuestras diferencias para simplemente... estar juntas y compartir.
No sé lo que nos deparará el futuro. No sé en que esquina del mundo acabaremos cada una pero sé que siempre nos quedarán estos recuerdos y las miles de horas riendo.
Con los años, crecemos, maduramos y nos pasan cosas que nos hacen cambiar. Y eso es así y pasará siempre. Pero la gracia está en saber dividir entre lo que es bueno para nosotros y lo que no. Lo que merece la pena y lo que es coyuntural o superfluo.
"No Hay Nada En El Mundo Como Ser Amigo de Tus Amigos"
"Cosa dulce es un amigo verdadero; bucea en el fondo de nuestro corazón inquiriendo nuestras necesidades. Nos ahorra el tener que descubrirlas por nosotros mismos." Jean De La Fontaine
Un besito
P.D: Podéis sentiros aludidos con el ejemplo todos aquellos que por alguna circunstancia de la vida os hayáis sentido unidos a mi.
1 comentario:
Bien, bien, bien... este es un tema delicado, o al menos, complejo. Yo reconozco que he cambiado mucho en los tres últimos años, pero claro, también se puede emplear el verbo "madurar"... pero, acaso el que madura no cambia?? Yo creo que si, poco a poco las personas vamos perfilando nuestra personalidad y vamos cambiando un poco. No obstante, ese cambio siempre se hace de forma muy paulatina y para poder observarlo ha de pasarse mucho tiempo y verlo con perspectiva.
En esencia, es difícil cambiar, no así en los gustos, los hábitos, las formas, el carácter... lo realmente difícil es cambiar la personalidad, la cual nos hace únicos y es como nuestra huella dactilar. Reconozco que esto del cambio es relativo, no sé quien dijo que las personas somos tres en una misma (la que nosotros creemos que somos, la que los demás creen que somos y la que somos en realidad) y por tanto es muy difícil saber cuando estamos ante un verdadero cambio y no ante percepciones dististas de una misma cosa.
Creo que las personas pueden cambiar si hay una razón de peso que las aboquen a ello. Las pasiones, a veces, son más fuertes que las razones.
Buenísimo tu comentario, sigue así! Un kiss.
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