13 de noviembre de 2007

De Decir y No Decir


Que ocurre cuando tenemos una idea? un sentimiento? cuando de pronto un pensamiento corre raudo y veloz por nuestra mente?

que tiene dos vías de escape. o la boca o el subconsciente. si se dice, puede morir o perdurar en los corazones para el resto de los días. si se calla... que pasa si nos callamos lo que pensamos?

puede ser que nos hagamos daño a nosotros mismos. o puede suceder que al alma que tenemos delante lo destrocemos para el resto de su vida.

también sucede en ocasiones que las cosas se dicen sin pensar, sin meditar sus consecuencias. sin saber muy bien porqué pero sabiendo perfectamente que necesitamos decirlo. chillarlo en algunos casos.

cuantas veces no me he planteado la posibilidad de dejar el control social para luego(acabo de salir de una clase de estructura social y es difícil no frikear), no pensar en las consecuencias y decir simple y claramente lo que creo y pienso? porque si necesito decirlo, me callo?

por lo que pueda pasar una vez que he hablado. por las consecuencias imprevisibles que pueda haber. por si la piedra, en vez de dar en un tejado cualquiera da en el mio.

si me pinchas, sangro. si me hieres, no lo olvidaré. si me sueltas una bordería, posiblemente mi concepto sobre ti cambie. aunque me calle y no diga "esta boca es mía". la consecuencia posiblemente sea que a la vez 1001, de tanto callar, reviente. grite, y le salpique a todo cristiano que se ponga por delante. soluciones?

claras y evidentes. cállate sólo cuando sea necesario. si. la teoría es fácil, lo difícil es ponerla en práctica cuando es a uno mismo al que nos está afectando.

En fin, la vida en sociedad es lo que tiene. los roles sociales aprendidos de la estructura que nos contiene nos obligan a tener y mantener un comportamiento cuando nos relacionamos con personas de fuera de nuestro grupo primario. cuando tenemos una careta que mantener. cuando los intereses, buenos o malos, nos mueven para absolutamente todo lo que hacemos.

como digo siempre, y no me canso de decirlo a medida que veo los días y los hechos pasar con cierta resignación...
La vida, al fin y al cabo


Un beso

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, Marta, si bien es verdad que muchas veces tenemos que hablar o gritar para no hacer booom, no es menos cierto que somos esclavos de lo que decimos y dueños de lo que callamos.
Un abrazo

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